Un modelo de fósil de dinosaurio completo colgado de cable
Los investigadores solicitan a un museo alemán la devolución del cráneo fosilizado de un dinosaurio Irritator challengeri de 110 millones de años de antigüedad. Crédito: Kabacchi/Flickr, CC BY 2.0

This is an authorized translation of an Eos article. Esta es una traducción al español autorizada de un artículo de Eos.

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En 1995, el paleontólogo británico David Martill y su colega alemán Eberhard “Dino” Frey observaron detenidamente el cráneo de un fósil de dinosaurio de 110 millones de años hallado en el norte de Brasil. Se dieron cuenta de algo curioso. Una tomografía computarizada (TC) reveló que el hocico del animal había sido alargado por los comerciantes de fósiles, presumiblemente para obtener un mejor precio.

Irritados por la situación, Martill y Frey llamaron a la nueva especie Irritator challengeri.

Pero la frustración con el fósil, que ahora forma parte de la colección del Museo Estatal de Historia Natural de Stuttgart, no se detuvo ahí.

Hoy, más de 2,000 paleontólogos y otros simpatizantes han firmado una carta abierta solicitando la repatriación del fósil a Brasil. Hace algunas semanas enviaron la carta a Petra Olschowski, Ministra de Ciencia, Investigación y Arte del Estado de Baden-Württemberg, donde se encuentra el museo.

“Desgraciadamente, existe esta impresión generalizada de que los países del Sur Global son una especie de parque de atracciones para los investigadores del Norte”.

“El Irritator es uno de los fósiles más importantes de Brasil, ya que es el esqueleto mejor conservado de un grupo de dinosaurios poco común en todo el mundo”, declaró Aline Ghilardi, paleontóloga de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte (Brasil), que colabora en el esfuerzo de repatriación.

La solicitud de restitución se sostiene en la legislación brasileña promulgada en 1942, que declara que los fósiles hallados en el país son propiedad del Estado y no pueden comercializarse ni exportarse sin autorización. Una ley de 1990 también exige que todo holotipo (un fósil que representa una nueva especie) permanezca en el país.

“Básicamente, queremos que se respete la ley brasileña”, dijo Ghilardi. “Desgraciadamente, existe esta impresión generalizada de que los países del Sur Global son una especie de parque de atracciones para los investigadores del Norte que pueden venir aquí, coger nuestros fósiles y ponerlos en sus museos para conseguir prestigio académico. Esto es neocolonialismo”.

Declaración ética

Irritator llamó la atención del mundo académico en mayo de este año, tras la publicación de un nuevo análisis del cráneo en Palaeontologia Electronica.

Fotos en primer plano de una mandíbula de dinosaurio
El fósil de Irritator challengeri ha sido estudiado por varios investigadores. Crédito: Sales y Schultz, 2017, https://doi.org/10.1371/journal.pone.0187070, CC BY 4.0

La publicación contenía una declaración ética en la que se reconocía “la posible condición problemática” del fósil, lo que suscitó importantes críticas sobre la forma en que el museo lo adquirió. Según los autores, es probable que un comerciante alemán comprara el fósil a coleccionistas locales y que lo sacara de Brasil antes de 1990. El museo compró el espécimen al comerciante en 1991.

El autor principal del estudio, el paleontólogo Serjoscha Evers, de la Universidad de Friburgo, escribió en un correo electrónico a Eos donde reconocía que él y sus colegas habían hecho “un mal trabajo en la declaración”, al calificarla como una declaración ética, cuando, según él, el problema con el fósil es más bien una reclamación legal.

“Sólo porque un fósil esté en un museo y, por tanto, disponible para su estudio, no siempre es justo o ético trabajar en él”.

Evers, que ha firmado la carta de apoyo a la repatriación del Irritator, decidió detener su trabajo sobre otros fósiles brasileños hasta que haya una aclaración legal sobre su origen o a menos que la investigación se realice bajo la dirección de un colega brasileño.

“Soy más consciente que antes de las cuestiones de procedencia: sólo porque un fósil esté en un museo y, por tanto, disponible para su estudio, no siempre es justo o ético trabajar en él”, escribió Evers. “Creo que todo lo que se demuestre que es ilegal debería, por supuesto, devolverse”.

El artículo de Evers sobre el Irritator fue retirado durante dos días mientras Palaeontologia Electronica evaluaba el asunto. El director de la revista, Matúš Hyžný, escribió en un correo electrónico a Eos que el consejo editorial de la revista había decidido mantener disponible el artículo al no encontrar ninguna infracción por parte de los autores.

Michael Rasser, subdirector del Departamento de Paleontología del Museo Estatal de Historia Natural de Stuttgart, escribió en un correo electrónico que la institución “se toma en serio la carta abierta y la demanda de devolución del fósil” y está trabajando con el Ministerio de Ciencia, Investigación y Arte de Baden-Württemberg para aclarar todos los hechos y llegar a una valoración jurídica.

No es un caso aislado

El caso de Irritator ocurrió después de una exitosa campaña de paleontólogos de América Latina que pidieron a otro museo alemán de Baden-Württemberg que devolviera a Brasil el fósil de otro dinosaurio. El fósil de Ubirajara jubatus salió ilegalmente del país en algún momento entre las décadas de 1990 y 2000 y fue descrito por Martill y Frey en un artículo publicado en 2020 en Cretaceous Research.

En junio, el fósil de Ubirajara se convirtió en el primer fósil de dinosaurio repatriado a Brasil. Los editores retractaron del artículo de Cretaceous Research, y el director del Museo Estatal de Historia Natural de Karlsruhe, donde se conservaba el fósil, dimitió.

“Estos casos no son aislados, sino la consecuencia de un colonialismo científico sistemático que persiste en el campo de la paleontología hasta nuestros días”.

“Estos casos no son aislados, sino la consecuencia de un colonialismo científico sistemático que persiste en el campo de la paleontología hasta nuestros días”, afirmó Juan Cisneros, paleontólogo de la Universidad Federal de Piauí (Brasil) y uno de los líderes de las campañas de repatriación.

En un estudio de 2022, Cisneiros, Ghilardi y sus colegas analizaron todas las investigaciones publicadas sobre nuevas especies fósiles de dos importantes formaciones geológicas del noreste de Brasil y México de las últimas 3 décadas y descubrieron que en el 80% de ellas no se declaraba si los autores tenían permiso para recolectar o exportar los especímenes, una declaración exigida por ambas naciones. En el caso brasileño, cerca del 90% de los especímenes fueron descritos por investigadores extranjeros, a pesar de que el país prohíbe la exportación de holotipos.

Actualmente, Ghilardi y sus colegas están recopilando una lista de más de 500 holotipos fósiles en museos de Alemania, Japón y Estados Unidos que podrían haber sido extraídos ilegalmente de Brasil.

Dibujo de un dinosaurio marrón y naranja con brazos cortos y cabeza alargada que se sostiene sobre dos patas.
Esta representación artística de Irritator challengeri, un terópodo que vivió hace más de 110 millones de años, muestra la postura del animal. Crédito: Fred Wierun/Wikimedia Commons, CC BY 3.0

Reconociendo el problema, las sociedades paleontológicas de Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, México y Perú formaron un consorcio para colaborar en futuros casos de repatriación y ayudar a combatir el colonialismo científico. Una de sus primeras acciones fue publicar un artículo en PaleoAmerica sugiriendo que las revistas exijan a los autores que revelen el origen de los fósiles e incluyan los permisos de los fósiles en las secciones de “materiales y métodos” de los trabajos académicos.

“Las revistas tienen un papel importante en el bloqueo del colonialismo científico”, afirmó Herminio Araújo Júnior, presidente de la Sociedad Brasileña de Paleontología.

Martill, paleontólogo de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido), afirmó que está justificado que los museos compren piezas a vendedores que las adquirieron ilegalmente si la compra ayuda a preservar el fósil para el estudio académico. “Todos los paleontólogos del mundo deberían estar agradecidos a los conservadores porque compraron esos fósiles e impidieron que fueran a parar a colecciones privadas donde no están al alcance de nadie”, afirmó.

Martill ha criticado las leyes nacionales, como la de Brasil, que no permiten este tipo de ventas. Aún así, dijo que apoya la repatriación del fósil Irritator.

La devolución de los fósiles es algo más que una cuestión legal, dijo Ghilardi; es también un imperativo ético. La repatriación puede ayudar a las comunidades socioeconómicamente desfavorecidas del Sur Global.

“También es una violencia cultural arrebatar estos fósiles a esta gente”, explicó Ghilardi. Espera que el regreso del fósil Irritator a la región brasileña de Araripe, donde fue hallado, ayude a fomentar la economía local a través del turismo paleontológico e inspire a una nueva generación de científicos. “A través de los fósiles, podemos transformar un lugar”.

—Sofia Moutinho (@sofiamoutinhoBR), Escritora de ciencia

This translation by Monica Alejandra Gomez Correa (@Mokasaurus) was made possible by a partnership with Planeteando and GeoLatinas. Esta traducción fue posible gracias a una asociación con Planeteando y GeoLatinas.

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