An inlet of Lake Toba in Indonesia, surrounded by tropical vegetation
Lago Toba en Indonesia es el lago volcánico más grande del mundo. Nueva investigación encontró que la súper erupción que lo creó hace 74,000 años fue seguida por erupciones más pequeñas por miles de años después. Crédito: Adonara Mucek

This is an authorized translation of an Eos article. Esta es una traducción al español autorizada de un artículo de Eos.

El lago Toba en Sumatra, Indonesia, es el lago volcánico más grande del mundo, resultado de la primera súper erupción de Toba, la cual sucedió hace 74,000 años. Y fue grande, aún para una súper erupción.

“La región alrededor de Toba por aproximadamente 100 kilómetros en cualquier dirección estaba completamente inundada con ceniza” dijo Shanaka de Silva, profesor en la Universidad del Estado de Oregon. “Después la ceniza se fue al océano en cada lado y eso generó estas grandes fumarolas de ceniza que se elevaron a la atmósfera y se distribuyeron regionalmente”.

Pero no acabó ahí. de Silva fue parte de la nueva investigación que encontró que hay vida después de una súper erupción. Al estudiar la resurgencia, el poco entendido período de recuperación que sigue una súper erupción, los investigadores encontraron que por miles de años después de una súper erupción el sistema de Toba producía miles de pequeñas erupciones, aun cuando el volcán no tenía magma caliente. Esto significa que estos volcanes más pequeños estaban liberando material semisólido que se había mantenido en almacenamiento frío y que el período del sistema volcánico de resurgencia fue mucho más largo de los que se creía previamente. El estudio fue publicado en Communications Earth and Environment.

Fechando con detalle

A geologist uses two rock hammers to dig into a cliff face.
Shanaka de Silva y otros vulcanólogos condujeron trabajo de campo en el Lago Toba entre 2012 y 2016. Crédito: Adonara Mucek

Dataciones previas mostraron que la súper erupción y erupciones más pequeñas tenían la misma edad, dijo de Silva, pero la evidencia geológica mostraba lo contrario. El problema era que las técnicas de fechamiento tradicional de argón-argón no eran lo suficientemente exactas para medir pequeñas diferencias de tiempo (geológico), dijo.

Para obtener edades más exactas, los investigadores utilizaron una nueva técnica para la vulcanología utilizando termocronología de uranio-torio-helio en muestras de feldespatos y circón colectadas en Toba. Encontraron que el helio en las muestras de las erupciones más pequeñas eran más jóvenes por casi 13,000 años comparada con las edades por argón-argón. El material magmático frío, sólido (no líquido), que estas erupciones pequeñas liberaron se habían congelado en la parte superior de la cámara de magma y se almacenó por 5,000-13,000 años a 180ºC-500ºC. El magma es líquido a alrededor de 700ºC.

“La parte verdaderamente emocionante es el enfoque termocronológico, que es normalmente aplicado para tectónica de placas y demás, [aplicado] a la vulcanología”, dijo de Silva. “Realmente muestra que las técnicas modernas de geocronología pueden dar una mirada sobre un rango de temperaturas que no están disponibles en las técnicas de investigación que normalmente se usan”.

Almacenamiento (más) frío

Patricia Gregg, profesora asociada de geofísica en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign no involucrada con la investigación, dijo que es un estudio convincente y bien hecho que podría provocar la reconsideración del material que se considerada eruptivo. El aspecto más importante del estudio, dijo, es las temperaturas tan bajas que se encontraron para el volcán.

“Mucho material fue evacuado del sistema magmático, y después solo se quedó ahí y se enfrió. Y realmente lo que se quedó atrás fue esta mezcolanza rica en cristales que no esperarías que hiciera erupción”.

“Creo que es realmente loco. Porque en mi mente y en la mente de muchas personas, nosotros asumimos que habrá este flujo constante de magma en el sistema”, dijo. “Pero ahora es como, tuviste esta erupción tan grande, mucho material fue evacuado del sistema magmático, y después solo se quedó ahí y se enfrió. Y realmente lo que se quedó atrás fue esta mezcolanza rica en cristales que no esperarías que hiciera erupción”.

Otros también están proponiendo que estos sistemas son mucho más fríos que lo que previamente se pensaba, agregó Gregg. Esta investigación se está “casi adecuando con otros artículos muy interesantes que han salido en los últimos años.”

Otros sitios volcánicos están apoyando la idea de que el magma eruptivo no necesita estar caliente para moverse. “En el Monte Santa Helena y otros lugares ahora, estamos encontrando evidencia de material sólido que puede entrar en erupción”, dijo de Silva.

Pero, dice de Silve, estos sistemas de magma no pueden describirse en su totalidad como calientes o fríos porque ellos existen en un espectro de temperaturas. “Tienes la parte fría de la cámara del magma y también tienes la parte caliente del reservorio de magma”, dijo.

Gregg dijo que las investigación venideras deberían incluir por qué este magma viscoso rico en cristales hizo erupción. “Creo que esa es la pregunta para modeladores como yo: ¿Cómo mecánicamente sacas estas cosas? Aquí tenemos evidencia de que esta cosa salió, está muy fría, es muy viscosa y es muy rica en cristales. ¿Cómo hizo erupción?” preguntó Gregg.

De Silva y sus compañeros investigadores planean expandir su trabajo en Toba para examinar más áreas y obtener un mejor conocimiento del período de tiempo de la súper erupción. Samosir, una isla grande en el Lago de Toba, es hogar para aproximadamente 100,000 personas y es un domo de resurgencia que está siendo empujado hacia arriba. El Monte Sinabung, un volcán cercano que previas investigaciones sugieren es parte del sistema Toba, comenzó erupción en 2010 y se ha mantenido activo desde ese entonces. (Su más reciente fase eruptiva comenzó en julio).

“La información que estamos obteniendo nos ayuda a entender cómo los ciclos de súper erupción realmente funcionan”, dice de Silva.

—Danielle Beurteaux (@daniellebeurt), Escritora de ciencia

This translation by Edith Emilia Carriquiry Chequer (@eecarry), with editing by Anthony Ramírez-Salazar (@Anthnyy), was made possible by a partnership with Planeteando. Esta traducción fue posible gracias a una asociación con Planeteando.

Text © 2022. The authors. CC BY-NC-ND 3.0
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