Grandes plumas de humo detrás de casas rurales en Brian Head, Utah, 2017
Una nueva investigación muestra que los incendios forestales, como este que arrasó la comunidad alrededor de Brian Head, Utah, en 2017, probablemente agraven los incidentes de asma en el oeste de Estados Unidos. Créditos: Jennifer Stowell

This is an authorized translation of an Eos article. Esta es una traducción al español autorizada de un artículo de Eos.

Blue circle with white text reading "Shaping the Future of Science" and "AGU Fall Meeting"

La actividad de los incendios forestales ha amenazado cada vez más la vida en el oeste de los Estados Unidos durante las últimas décadas. Muchos de los incendios forestales que establecieron récords este año arrasaron cientos de miles de acres. Sin embargo, uno de sus efectos más peligrosos y poco estudiados es demasiado pequeño para percibirlo a simple vista: las diminutas partículas que se pueden inhalar profundamente en los pulmones. Una nueva investigación sugiere que para la década de 2050, cada temporada de incendios en la región podría causar 155,000 visitas adicionales y hospitalizaciones a la sala de emergencias relacionadas con el asma y $850 millones más en costos de atención médica en comparación con la actualidad.

El nuevo estudio predice que partes del norte de Idaho, el oeste de Montana y las costas de Oregon y Washington podrían experimentar las tasas más altas de aumento de eventos de asma. Jennifer Stowell, investigadora asociada postdoctoral en clima y salud en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston, y su equipo presentaron sus hallazgos en la Reunión de Otoño de la AGU, 2020.

“Los científicos piensan que el humo de los incendios forestales es más tóxico que el aire normal que respiramos. Estamos tratando de caracterizar mejor eso y comprender qué mecanismos biológicos podrían estar detrás de eso”, dijo Stowell. “Cuanto más nos acerquemos a modelar estas cosas, mejor equipados estaremos en cuanto a políticas, preparación y planificación”.

Una amenaza invisible

Cuando una sustancia se quema, se liberan partículas al aire. El tamaño y la composición de esas partículas difieren según el material que se esté quemando. La nueva investigación considera las partículas finas (PM2.5): partículas lo suficientemente pequeñas como para ser inhaladas profundamente en los pulmones, causar inflamación y empeorar el asma. Algunas partículas finas pueden incluso ingresar al torrente sanguíneo.

Para realizar el estudio, el equipo de Stowell utilizó por primera vez novedosas tecnologías de modelado para proyectar el aumento de PM2.5 en el humo de incendios forestales de aquí a 2050. Usando esas proyecciones y datos recopilados previamente sobre visitas a la sala de emergencias por asma y hospitalizaciones en días de mucho humo, los investigadores calcularon cuántos pacientes más probablemente necesitarán tratamiento para el asma en la década de 2050. Finalmente, calcularon los costos de atención médica asociados al tratamiento de esas personas.

El problema crece

El ambiente árido del oeste de los Estados Unidos, décadas de manejo forestal deficiente y el cambio climático global se han combinado para producir temporadas de incendios más largas e intensas en la región, según Susan Anenberg, profesora asociada de salud ambiental global en la Universidad George Washington, quien no estuvo involucrada en la nueva investigación.

“La exposición al humo va a aumentar y, como resultado, podemos anticipar más problemas de salud relacionados con la contaminación del aire”, dijo Anenberg.

Mapa mostrando en dónde las tasas de eventos agravados de asma serán mayores en la década de 2050.
Dos mapas muestran dónde se espera que aumenten los eventos de asma para la década de 2050. El mapa de la izquierda muestra el exceso de eventos de asma (hospitalizaciones y visitas al departamento de emergencias) por condado que se esperan en la década de 2050. El mapa de la derecha muestra los mismos datos normalizados por población. Créditos: Jennifer Stowell

Algunas poblaciones pueden verse afectadas de manera desproporcionada por el humo de los incendios forestales, incluidas las personas que trabajan al aire libre y las que no tienen acceso a sistemas de filtración de aire, dijo Christine Wiedinmyer, directora asociada de ciencia del Instituto Cooperativo de Investigación en Ciencias Ambientales de la Universidad de Colorado Boulder, quien no estuvo involucrada en la nueva investigación. Wiedinmyer dijo que espera que surjan más investigaciones sobre los efectos del humo de los incendios forestales en otros aspectos de la salud humana, como la salud mental, las complicaciones cardiovasculares, la diabetes y el bajo peso al nacer.

Las emisiones de carbono producidas hoy todavía permanecerán en el medio ambiente y afectarán el clima en las próximas décadas, dijo Stowell. Incluso una caída inmediata de las emisiones de carbono no conducirá a una disminución inmediata de los incendios forestales y la contaminación. El equipo espera que su investigación pueda ayudar a los planificadores de emergencias y los legisladores a comprender dónde será mayor la necesidad y cómo distribuir los recursos.

“Solo podemos esperar que empeore, al menos durante las próximas dos décadas, en comparación con lo que es ahora”, dijo Stowell. “No hay mucho que podamos hacer [para detener eso] en este momento. Pero podemos empezar a planificar”.

—Alison Gold (@alisonjgold), Escritora de ciencia

This translation by Daniela Navarro (@DanJoNavarro) was made possible by a partnership with Planeteando. Esta traducción fue posible gracias a una asociación con Planeteando.

Text © 2021. The authors. CC BY-NC-ND 3.0
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