This is an authorized translation of an Eos article. Esta es una traducción al español autorizada de un artículo de Eos.
Luis Egas trabaja la tierra a los pies del Tungurahua en el centro de Ecuador; los suelos de montaña ricos en minerales son buenos para el maíz y las frutas que él cultiva en su campo. Pero el volcán no ha tenido descanso, lanzando ceniza frecuentemente entre 1999 y 2016. Una erupción en 2006 fue particularmente destructiva, depositando casi 20 milímetros de ceniza. “Perdimos prácticamente todo: cultivos, animales y hogares; la ceniza colapsó los techos”, dijo Egas.
Luego de que la mayoría de las erupciones disminuyeran en 2016, Egas y sus vecinos respiraron con alivio y continuaron reconstruyendo sus campos. Pero ellos estaban preocupados por los efectos de la ceniza a largo plazo.
Trabajando con los agricultores, investigadores descubrieron que el Tungurahua había aportado niveles peligrosos de metales pesados, como níquel y cadmio, a los suelos subyacentes, contaminando plantas silvestres y cultivos. Los descubrimientos fueron publicados recientemente en Ecotoxicology and Environmental Safety.
Contaminación en los campos
El esfuerzo comenzó cuando Egas y otros fueron contactados con investigadores de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (ESPOCH) en Riobamba, Ecuador. “Los mismos agricultores nos llevaron a los sitios de muestreo y luego volvimos para reportarles nuestros resultados”, dijo la primera autora del trabajo, Lourdes Cumandá Carrera Beltrán, una química de la ESPOCH.

En 2020, el equipo de la ESPOCH muestreó campos agrícolas, campos ganaderos y áreas silvestres cercanas al volcán, centrándose en vegetales y plantas, tanto en parcelas cultivadas como no cultivadas, para poder tener en cuenta las potenciales diferencias químicas relacionadas al uso de pesticidas y fertilizantes. También muestrearon suelos y ceniza en ambos tipos de terrenos cultivados.
Los investigadores secaron, tamizaron y molieron las muestras y luego analizaron en cada muestra una variedad de metales pesados, incluyendo cadmio.
Los análisis mostraron que las concentraciones de cadmio eran en promedio de 1.76 miligramos por kilogramo en papas y de 1.38 miligramos por kilogramo en maíz, excediendo enormemente el límite internacionalmente reconocido de 0.1 miligramos por kilogramo. Los investigadores notaron que los niveles de cadmio y plomo en pastos de caña pequeña y pastos kikuyo fuera de las parcelas cultivadas fueron incluso más altos que los niveles previamente encontrados en plantas creciendo en relaves mineros en el centro de Perú.
“Contaminantes como el cadmio pueden provocar importantes cambios metabólicos, así como también importantes impactos en la salud en el futuro”.
La contaminación ambiental del tipo encontrado cerca del Tungurahua es “preocupante para las poblaciones vulnerables”, dijo el coautor del estudio Antonio Jose Signes-Pastor, un investigador de la Universidad Miguel Hernández de Elche en España que se especializa en los impactos de la contaminación sobre la salud. “Contaminantes como el cadmio pueden provocar importantes cambios metabólicos, así como también importantes impactos en la salud en el futuro”, dijo.
Los investigadores aún no han analizado de forma concluyente los niveles de metales pesados en leche de vaca u orina humana de la región, explicó el coautor y científico de alimentos Ángel Antonio Carbonell Barrachina, también de la Universidad Miguel Hernández de Elche. En el futuro, estos análisis podrían ayudar al grupo a entender el alcance de la contaminación en el área. Algunos integrantes del grupo planean volver a Ecuador más adelante este año para continuar el trabajo.
El futuro para los agricultores
Los agricultores en las regiones volcánicas se enfrentan a “desafíos únicos”, dijo Octavio Pérez Luzardo, un toxicólogo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en España, quien no estuvo involucrado en la nueva investigación. “Aunque los suelos pueden ser enriquecidos con minerales beneficiosos gracias a los volcanes, hay un riesgo de contaminación por metales pesados, especialmente en el corto plazo, que puede ser peligroso tanto para la salud humana como para la salud del ecosistema”, dijo. Pérez Luzardo notó que el estudio del Tungurahua era similar a un estudio del 2022, del cual él fue coautor, sobre el efecto de la ceniza volcánica en bananas en las Islas Canarias.
“Afortunadamente, todos estamos muy satisfechos con los resultados del estudio”.
“No todos los materiales volcánicos son lo mismo”, dijo Budiman Minasny, un científico de suelos de la Universidad de Sídney en Australia, quien ha estudiado la ceniza volcánica y el suelo de erupciones volcánicas recientes en Indonesia, pero que no estuvo involucrado en el trabajo del Tungurahua. “El estudio en Ecuador es válido”, dijo, agregando que, dado que algunos materiales volcánicos tienen niveles elevados de metales pesados, es importante el monitoreo preventivo como el realizado en el Tungurahua, así como también el establecimiento de una línea base de estos metales en el suelo.
Estudios internacionales han mostrado que el compostaje puede ayudar a limpiar la contaminación, dijo la coautora del estudio y líder del proyecto Irene Del Carmen Gavilanes-Téran, una química de la ESPOCH. “El compostaje tiene una gran mezcla de microorganismos con la habilidad de remover metales pesados”, dijo Gavilanes-Terán. Los investigadores están estudiando la biorremediación en el área utilizando compostaje.
“Afortunadamente, todos estamos muy satisfechos con los resultados del estudio”, dijo Egas.
—Andrew J. Wight, Escritor de ciencia
This translation by Camila Mira (@Cami_Mira) was made possible by a partnership with Planeteando and GeoLatinas. Esta traducción fue posible gracias a una asociación con Planeteando y GeoLatinas.