Source: Geophysical Research Letters
This is an authorized translation of an Eos article. Esta es una traducción al español autorizada de un artículo de Eos.
El aumento de las temperaturas en todo el planeta está descongelando rápidamente el permafrost, y una quinta parte del suelo congelado que subyace a la tundra en todo el mundo podría descongelarse para 2040 —incluso si tomamos medidas drásticas para mitigar el cambio climático. A medida que el permafrost se descongela, los paisajes cambian.
En el Valle de Tasiapik en el norte de Quebec, Canadá, que se encuentra dentro de la zona discontinua de permafrost, la cubierta vegetal ha ido aumentando desde el decenio de 1950. En los lugares donde antes dominaban la tundra abierta, los líquenes y las hierbas, se han expandido los arbustos y los bosques de abeto negro a medida que ha aumentado la temperatura media. Investigaciones previas mostraron que la cubierta terrestre de la región evoluciona a lo largo de un período estimado de 90 años de un paisaje “inmaduro” de permafrost que subyace bajo líquenes y hierbas, a uno “maduro” de árboles y arbustos, sin permafrost. En un nuevo estudio, Young et al. trataron de determinar cómo esta progresión afecta la recarga de las aguas subterráneas en las cuencas de la región.
El equipo descubrió que a medida que aumenta la altura de la vegetación, la profundidad de la congelación disminuye y la fecha de la primera congelación subterránea se produce más tarde.
Ellos utilizaron el método de fluctuación del nivel freático para evaluar la recarga de las aguas subterráneas en los lugares de estudio del valle que incluían cinco tipos de cubierta terrestre: tundra (o permafrost), líquenes y hierbas, arbustos y líquenes bajos, arbustos medianos, y árboles. Durante los trabajos de campo en 2012 y 2014, el equipo instaló piezómetros y sondas de agua y temperatura para estimar las tasas de recarga de agua subterránea en cada sitio en el curso de cuatro años hidrológicos (en América del Norte, el año hidrológico va del 1º de octubre al 30 de septiembre).
El equipo descubrió que a medida que aumenta la altura de la vegetación, la profundidad de la congelación disminuye y la fecha de la primera congelación subterránea ocurre más tarde. Sin embargo, todos los sitios se descongelaron alrededor de la misma época cuando las temperaturas subieron por encima de la congelación. En todos los sitios y en cada año hidrológico, los autores vieron un cambio en el momento del primer aumento del nivel del agua que coincidió con el primer deshielo de primavera. En las zonas con la vegetación más alta, el aumento del nivel del agua ocurrió hasta un mes más tarde que en las regiones con la vegetación más baja. El retraso, señalan los autores, probablemente se debe a que los árboles y arbustos más altos dan sombra al manto de nieve local y ralentizan el deshielo. Como resultado, en lugar de fluir rápidamente hacia los ríos y arroyos, el agua de deshielo puede absorberse lentamente en el suelo, lo que permite una mayor recarga de las aguas subterráneas.
En última instancia, el impacto de una mayor recarga de las aguas subterráneas en las zonas boscosas también depende de otros factores, como la profundidad del manto de nieve y la ubicación de los acuíferos subterráneos. Los estudios futuros que incorporen modelos de la dinámica de las zonas no saturadas podrían afinar aún más nuestra comprensión del efecto que el cambio climático tendrá en la recarga de las aguas subterráneas del Ártico. (Geophysical Research Letters, https://doi.org/10.1029/2020GL087695, 2020)
—Kate Wheeling, Escritora de ciencia
Text © 2020. AGU. CC BY-NC-ND 3.0
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