This is an authorized translation of an Eos article. Esta es una traducción al español autorizada de un artículo de Eos.
Las tuberías en la casa de Gerardo Medina nunca han funcionado bien. La mayoría del tiempo el agua llega a su casa, en las afueras de la Ciudad de México, sucia, si es que llega. Aunque el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX) manda repetidamente a gente a arreglar las tuberías, estas siempre fallan de nuevo, dijo Medina: “Es una historia de nunca acabar.”
En la colonia de Medina, la colonia Ampliación Santa Martha, las tuberías rotas, calles cuarteadas y ventadas pandeadas nos advierten de un problema (no tan) secreto: la Ciudad de México se está hundiendo.
Los científicos concuerdan en que la extracción de agua subterránea es un factor que contribuye a esta subsidencia, aunque los cálculos de la tasa de extracción varían. Los autores de un nuevo estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters utilizaron información satelital para ajustar estos cálculos. Concluyeron que de 1 a 13 kilómetros cúbicos (0.2 a 3 millas cúbicas) de agua subterránea se han extraído anualmente desde el 2014, para abastecer a 22 millones de residentes del Valle de la Ciudad de México. (Para referencia, eso es suficiente agua para llenar 5 millones de albercas olímpicas).
Perfectamente desastrosa
La cuenca del Valle de la Ciudad de México es como una esponja mojada. Está compuesta por flujos y cenizas volcánicas, arcillas y arenas. El agua subterránea fluye a través de los poros existentes entre estos sedimentos. Aunque su extracción ha provocado que la superficie se hunda alrededor de 35 centímetros (14 pulgadas) al año, esta subsidencia no es uniforme, según otros autores.
Cuando el agua es retirada, los sedimentos se compactan, causando subsidencia en algunas áreas y fracturamiento en otras, explica Dora Carreón Freyre, ingeniera geóloga de la Universidad Autónoma de México (UNAM) miembro de la Iniciativa Internacional de Subsidencia del Suelo (LASII, por sus siglas en inglés) de la Organización Educativa, Científica y Cultural de las Naciones Unidas, quien no fue parte de la investigación.
“Es una fórmula perfectamente desastrosa”.
A su vez, el crecimiento urbano de la Ciudad de México impide que la precipitación llegue a los sedimentos de esta “esponja” al aumentar la cantidad de suelo cubierto por superficies impermeables, como las calles pavimentadas y los estacionamientos. Estas superficies impermeables previenen que las lluvias, cada vez más escasas, puedan recargar los acuíferos subyacentes. “Es una fórmula perfectamente desastrosa”, dijo Carreón Freyre.
Aunque estudios previos han considerado la extracción de agua como factor causante de la subsidencia de la Ciudad de México, algunos investigadores argumentan que la principal causa es la compactación a largo plazo de la antigua capa lacustre. La ciudad fue construida sobre el Lago Texcoco, el cual fue rellenado con limo durante el siglo XVII, después de que los conquistadores españoles comenzaran a drenar el lago. Desde entonces, el peso del desarrollo de la ciudad ha causado que este limo se compacte cada vez más firmemente, causando que el suelo se encoja y se hunda. Los autores de un estudio realizado en el 2021 señalaron una constante subsidencia que no fluctúa según las tasas de extracción de agua subterránea como evidencia de que la compactación de la capa lacustre es el factor dominante en este fenómeno.
Buscando explorar a mayor detalle los mecanismos responsables de la subsidencia de la Ciudad de México, Mohammad Khorrami, ingeniero geotécnico del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia (Virginia Tech), y sus colegas recurrieron a los cielos para calcular cuánta agua ha sido extraída de los acuíferos subyacentes a la ciudad.
Con información satelital del Experimento de Recuperación Gravitatoria y Climática (GRACE, por sus siglas en inglés), los investigadores detectaron una ligera disminución en el campo gravitatorio de la cuenca a partir del 2014, debido a cambios en la masa acuífera cercana a la superficie. Datos obtenidos de modelaciones de almacenamiento de agua subterránea junto con datos obtenidos por medio de radar interferométrico de apertura sintética (InSAR, por sus siglas en inglés) – el cual registra los más ligeros cambios en la elevación de la superficie – de entre 2014 y 2020 indican que la extracción de agua subterránea es la principal causante de la subsidencia, dijo Khorrami.
La información satelital indicó que, debido a la pérdida de agua subterránea, la superficie terrestre se está hundiendo en algunas áreas y rebotando en otras, explica Khorrami. En algunos sitios alrededor de la Ciudad de México, la superficie se ha elevado hasta 2 centímetros (0.7 pulgadas) al año. Esta investigación ofrece “una de las primeras observaciones InSAR de superficie elevada como resultado de la pérdida de gran cantidad de masa acuífera o de la extracción de agua”, dijo Khorrami.
Enrique Cabral, ingeniero geólogo de la UNAM, se muestra escéptico ante la interpretación de estos resultados. El uso de información gravimétrica satelital es correcto en este tipo de análisis, dijo Cabral, pero estas herramientas son ideales para el estudio de cuencas mucho más grandes, subcontinentales. “El margen de incertidumbre es muy grande”, dijo. “Aunque la Ciudad de México es grande, el tamaño de su cuenca no lo es tanto.”
Carreón Freyre también mostró un poco de escepticismo. Este nuevo estudio refleja un buen uso de las técnicas y herramientas de medición remota y de modelación, dijo, pero el volumen del agua extraída y el supuesto levantamiento no hacen mucho sentido considerando el contexto de la gestión del agua de la Ciudad de México. “El agua subterránea ha sido extraída de poco a poco durante décadas”, explicó, así que un escenario en el cual la superficie rebota, como si el agua hubiera sido extraída toda a la vez, está lejos de la realidad.
Un problema a largo plazo
Uno de los más grandes retos con respecto a la subsidencia de la Ciudad de México es la disponibilidad de información de los niveles del agua subterránea, dijo Manoochehr Shirzaei, geofísico de Virginia Tech y coautor del nuevo estudio.
El ingeniero geólogo Darío Solano concuerda. Aunque los organismos públicos como SACMEX y la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) tengan un historial de poca transparencia al publicar este tipo de información, dijo, la información existe y se puede acceder a ella por medio de una solicitud directa a través de los sistemas de transparencia de la información.
“Toda investigación que … ponga la lupa en este proceso y en el hecho de que debemos de hacer algo para resolverlo, es muy bienvenida”
Es importante continuar estudiando la subsidencia de la Ciudad de México para lograr mantener la atención en un problema que permanece desatendido e ignorado, dijo Cabral. Los efectos de la subsidencia, tales como el abastecimiento de agua limitado y el daño a la infraestructura, tienen un alcance a largo plazo. Como resultado de ello, muchos residentes y muchas de las personas que hacen las políticas y regulaciones, no perciben la tasa actual de extracción como un problema inmediato y es menos probable que procuren cuidar el recurso, explica.
“Toda investigación que … ponga indirectamente la lupa en este proceso [subsidencia] y en el hecho de que debemos de hacer algo para resolverlo, es muy bienvenida”, dijo Cabral.
—Humberto Basilio (@HumbertoBasilio), Escritor de ciencia
This translation by Norma A. Portillo (@borbis_apl) was made possible by a partnership with Planeteando and GeoLatinas. Esta traducción fue posible gracias a una asociación con Planeteando y GeoLatinas.